jueves, 23 de junio de 2016

Bienvenidos a mi nuevo Blog


"Gracias por visitar mi blog, aqui les dare mas información hacerca de la historia del mundo, culturas del mundo, cientificos, como evolucióno."

La historia universal, historia del mundo, historia mundial o historia de la humanidad, es el conjunto de hechos y procesos que se han desarrollado en el entorno humano, desde la aparición del ser humano hasta la actualidad.
Se concibe como inicio de la historia humana, en continuación a la prehistoria, al momento (que se produce de manera independiente en diferentes lugares de la Tierra) en que se inventa la escritura. Esto hace posible la existencia de un medio para difundir y preservar de manera más duradera el conocimiento adquirido.4 5 6 En algunos casos, la escritura, a su vez, se ha convertido en una necesidad fundamental desde la aparición de la agricultura,del desarrollo de asentamientos estables y de la aparición del comercio.
La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método, el propio de las ciencias sociales.Se denomina también "historia" al periodo que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.
Más allá de las acepciones propias de la ciencia histórica, "historia", en el lenguaje usual, es la narración de cualquier suceso, incluso de sucesos imaginarios y de mentiras;3 4 sea su propósito el engaño, el placer estético o cualquier otro (ficción histórica). Por el contrario, el propósito de la ciencia histórica es averiguar los hechos y procesos que ocurrieron y se desarrollaron en el pasado e interpretarlos ateniéndose a criterios de objetividad; aunque la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sean posibles son en sí mismos objetos de debate.
En medicina se utiliza el concepto de historia clínica para el registro de datos sanitarios significativos de un paciente, que se remontan hasta su nacimiento o incluso a su herencia genética.
A su vez, llamamos "historia" al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de una "historia natural" en que la humanidad no estaba presente (término clásico ya en desuso, que se utilizaba para referirse no solo a la geología y la paleontología sino también a muchas otras ciencias naturales –las fronteras entre el campo al que se refiere este término y el de la prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología–, y que se pretende actualizar como "gran historia" o "historia profunda").5
Ese uso del término "historia" lo hace equivalente a "cambio en el tiempo".6 En ese sentido se contrapone al concepto de filosofía, equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar de una filosofía natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo en medios académicos anglosajones, como equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva histórica –el cambio–– o bien filosófica –su esencia–. De hecho, puede hacerse eso para la historia misma (véase tiempo histórico) y para el tiempo mismo (véase Historia del tiempo de Stephen Hawking, libro de divulgación sobre cosmología).

Introducción

Algunas civilizaciones se desarrollaron en los bordes de grandes ríos mientras que otras civilizaciones no. En la historia de la humanidad las civilizaciones surgieron y se desarrollaron de manera autónoma y casi sin conexiones entre ellas hasta 1492. Europa, el norte de África y el oeste de Asia tuvieron contactos entre sí; mientras que Asia oriental, Oceanía y América mantuvieron su desarrollo de forma independiente.
Los primeros estados aparecieron en el IV milenio a. C. (4000-3000 a. C.) al oeste de Irán, en Mesopotamia, y en Egipto y en el III milenio a. C. (3000-2000 a. C.) en el valle del Indo, en la India, y en Caral, en la costa central del Perú. En China, la aparición de los primeros estados es posterior; pues fue a finales del tercer milenio y principios del segundo.9 A partir del 2500 a. C. se crearon las primeras sociedades protourbanas, pero la primera dinastía testificada por la arqueología es la de los Xia.10 En el segundo milenio emergieron civilizaciones en Creta, Grecia Oriental y Turquía.11 Las civilizaciones maya, moche y nazca aparecieron en América Central y en Perú a finales del I milenio a. C. Hasta el inicio de la colonización europea, en el siglo XV, una gran parte del planeta estaba ocupado por grupos humanos que no pertenecían a ningún estado. Muchas sociedades tribales se transformaron en estados cuando fueron amenazados, o recibieron la influencia de estados ya constituidos. Algunas "tribus", como por ejemplo los Casitas de Babilonia o los Manchuria de China, consiguen conquistar a estados muy desarrollados y, posteriormente, se integraron dentro de sus estructuras.12
De manera progresiva la mayoría de los seres humanos de Europa, de Asia y de África del Norte pasaron a depender de estados organizados, proceso que también sucedió en Centroamérica y en la parte occidental de América del Sur. Poco a poco, todas las regiones y poblaciones del globo cayeron bajo el poder de uno u otro estado hasta que, mediante el tratado de Berlín de 1878, el Reino Unido, el Imperio Austrohúngaro, Francia, el Imperio alemán, el Reino de Italia, Rusia y el Imperio otomano se atribuyeron los últimos territorios desocupados, a excepción de la Antártida.13 Esta historia está marcada tanto por una sucesión gradual de migraciones, intercambios culturales, descubrimientos e inventos, como por desarrollos muy acelerados ligados a cambios de paradigma y a periodos revolucionarios.

El Estado



La Gran Muralla China es un ejemplo de la delimitación ejercida por cada estado para defender su territorio y separarlo del resto.
Existen diversas acepciones del término estado. Max Weber lo define como "una organización humana que controla de manera exclusiva y legal el uso de la fuerza sobre una zona geográfica específica".14

División de la Historia

La historia universal suele ser dividida en períodos históricos. El más conocido, aunque también cuestionado por eurocéntrico,15 16 17 18 es el que inventara el historiador alemán Cristóbal Cellarius en 1685, estableciendo tres edades: antigua, media y moderna. Los historiadores no europeos han sostenido que dicha periodización es sólo válida para la historia europea. Los historiadores marxistas distinguen cuatro grandes períodos: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo y capitalismo.
En este artículo se utiliza la periodización creada por Cellarius, agregándole un último período denominado "contemporáneo":

Mapamundi dibujado por Ortelius (1570).

El papa Silvestre I bendice a Constantino, del que recibe con la tiara (símbolo del pontificado romano clásico, similar a otros tocados político-religiosos, como la doble corona de los faraones) el poder temporal sobre Roma. Fresco del siglo XIII, capilla de San Silvestre, monasterio de los Cuatro Santos Coronados.

El Paleolítico


Cráneo de un Homo erectus (‘hombre erecto’), es un homínido extinto, que vivió entre 1,8 y 0,3 millones de años antes del presente (Pleistoceno inferior y medio).34
La genética y el estudio de los fósiles dice que el Homo sapiens apareció en África hace unos 200 000 años,35 36
Otras especies de homínidos, como por ejemplo el Homo erectus, ya utilizaban herramientas y, con el transcurrir del tiempo, estos utensilios fueron cada vez más elaborados y complejos. Es también en el paleolítico cuando se desarrolla el lenguaje y se generaliza el entierro de los muertos.37 Probablemente los entierros tuvieron como uno de sus objetivos ocultar la descomposición de los cuerpos, e indicar una comprensión más avanzada del concepto de la muerte.
En un determinado momento, los humanos comenzaron a hacer uso del fuego tanto para calentar como para cocinar sus alimentos.38 En esta fase, los seres humanos dependieron de la carroña, la caza y la cosecha; eran nómadas, y no tenían la capacidad de producir su propio alimento. También se adornaban con diversos objetos y es en este periodo cuando aparecen las primeras manifestaciones artísticas.
Hace unos 50 000 años, los seres humanos comenzaron a establecerse por todo el planeta. Primero, en África, después llegaron a Asia Central, desde donde se dirigieron, por un lado, hacia Europa, y por el otro, hacia América cruzando el Estrecho de Bering.39 40
La rápida colonización humana de América del Norte y de Oceanía tuvo lugar durante la glaciación, en una época en que las actuales zonas templadas eran extremadamente inhóspitas. Al final de la última glaciación, hace aproximadamente unos 12 000 años, el hombre ya habita casi la totalidad de las zonas libres de hielo del mundo.41 Las últimas áreas colonizadas fueron las islas de la Polinesia, que fue ocupada a lo largo del primer milenio de nuestra era.
Las sociedades de cazadores-recolectores eran, en general, de pequeñas dimensiones, y ya desarrollaban un tipo de estratificación social; también establecieron contactos con otras sociedades recorriendo, en algunos casos, grandes distancias, como es el caso de los aborígenes australianos.
Con el tiempo, la mayor parte de estas sociedades o se transformaron en estados agrícolas más poderosos, o fueron exterminadas o absorbidas por otros grandes estados; algunos grupos continuaron sobreviviendo aislados del resto y, en la actualidad, todavía siguen existiendo en algunas regiones muy remotas.

El Mesolítico


El Oriente Medio fue una de las primeras regiones en desarrollar su agricultura, por lo tanto, se adelantaron al Mesolítico y comenzaron a hablar de Epipaleolítico.
El mesolítico (Mesos: medio y Litos: piedra, que quiere decir Edad Media de Piedra) inicia al final del Paleolítico, hace aproximadamente unos 10 000 años,42 y finaliza con el desarrollo de la agricultura, aunque esta fecha inicial varía según las determinadas peculiaridades de cada región. En algunas zonas llegó a durar unos cuantos milenios, pero en ciertos lugares donde la agricultura ya existía, como por ejemplo en el Oriente Medio, el mesolítico tuvo una duración corta y quedó mal definido,42 en las regiones poco afectadas por la glaciación a veces se prefiere hablar de Epipaleolítico.42
Donde persistió más tiempo fue en sociedades de Europa del Norte,43 ya que tenían abundancia de alimentos debido a que vivían en zonas pantanosas aparecidas como consecuencia del cambio climático. Estas condiciones favorecieron la existencia de diferentes ritmos en el desarrollo, como se puede observar analizando los vestigios de las culturas Aziliense y Maglemosiense.44 La persistencia del Mesolítico retrasó la llegada del Neolítico, que se produce alrededor del 7000 a. C.45
Sin embargo, se han hallado pocos vestigios de este período y estos se limitan generalmente a residuos alimenticios, pero cabe destacar que en las regiones boscosas aparecen los primeros signos de deforestación. Esta práctica no se generalizó sino hasta el neolítico, que es cuando la agricultura comenzó a requerir de la utilización de grandes espacios de cultivo.
En muchas zonas, el Mesolítico se caracterizó por la existencia de herramientas de sílex, para objetos destinados a la pesca, aixes de piedra y artefactos de madera, como por ejemplo canoas y arcos que se han encontrado en algunos lugares. Estos objetos producto del progreso tecnológico se desarrollaron primero en África, asociados con la cultura aziliense, antes de extenderse hacia Europa a través de dos zonas: la península ibérica y el Levante mediterráneo.46

El Neolítico


La agricultura y la ganadería fueron las dos principales actividades del Antiguo Egipto, las cuales elevaron su supremacía, su riqueza y los empleos en la civilización conllevándolo a convertirse en uno de los imperios más poderosos de toda la historia.47
El Neolítico –que quiere decir, la "nueva edad de piedra"–, es donde se produce el primer periodo de desarrollo tecnológico y social.48 Esta etapa se inició hace unos 12 000 años (en el 10 000 a. C.) y se caracterizó por la creación de los primeros poblados y por la aparición de la agricultura, la ganadería, y la metalurgia.49 50 En este período es cuando comienza el cultivo de ciertos cereales como el arroz, el trigo, el maíz, y de tubérculos como la patata. De esta manera, el ser humano dejó de depender de la caza, la pesca y de la recolección de productos de las plantas silvestres, y se convirtió en autosuficiente; esto permitió que se pudiera adoptar un tipo de vida sedentaria, aunque algunas actividades como el pastoreo aún siguieron requiriendo de la práctica del nomadismo o del semi-nomadismo. La incorporación de este cambio de vida conllevó cambios en la alimentación y, de esta manera, se aprendió a fabricar pan y a elaborar bebidas alcohólicas.

La agricultura

El desarrollo de la agricultura tuvo numerosas consecuencias, algunas de ellas de gran trascendencia para la historia de la humanidad.51 Una de las más importantes fue el incremento de las concentraciones humanas que se organizaron y llegaron a formar estados. Aun así, siguieron existiendo pueblos nómadas, como los aborígenes de Australia o los boiximanos del sur de África, que no utilizaron la agricultura, y si lo hicieron, fue en una época más reciente.52 53 54
A mediados del X milenio a. C. se produjo un cambio crucial que es el desarrollo de la agricultura, cambio calificado como "revolución" por el historiador australiano Gordon Childe;55 tuvo lugar en la zona del Creciente Fértil, y hacia el 7000 a. C. se extendió a otros lugares, como al valle del Indo, a Egipto (6000 a. C.), y a China (5000 a. C.).56 Por otro lado, en Mesoamérica también se encontraron restos arqueológicos que confirman que la agricultura ya se practicaba en este lugar en el 2700 a. C.57 A partir del 5500 a. C. se generalizó el desarrollo del regadío organizado y de la utilización, por parte de los sumerios, de mano de obra especializada.
La investigación tradicional ha tendido a concentrarse en la región del llamado Creciente Fértil pero los estudios arqueológicos realizados en el continente americano, así como en el este y sudeste de Asia, muestran que ciertos sistemas agrícolas que utilizaban diferentes tipos de cultivos y que funcionaban con el apoyo de determinados animales, podrían haberse desarrollado de manera paralela prácticamente en la misma época.58
Es, pues, el desarrollo de la agricultura el que crea las condiciones necesarias para hacer posible la emergencia de sociedades complejas, llamadas "civilizaciones", la formación de estados y la aparición de mercados. Y, de manera paralela, el desarrollo de la tecnología permitió al hombre ejercer un control de la naturaleza y desarrollar sistemas de transporte y redes de comunicación.59

El uso de los metales


Fundición de cobre en murales funerarios egipcios.
El uso de los metales, el bronce y el hierro, suplantaron el sílex y otros materiales pétreos que hasta ese momento eran la materia básica para la elaboración de herramientas agrícolas, armas y materiales de construcción; esto hizo posible el poder disponer de objetos más duraderos y eficientes.
Después del cobre, se descubrieron nuevas aleaciones del cobre con el estaño o el plomo, que juntos dieron lugar a un nuevo producto, el bronce; este nuevo material es menos maleable, pero más duro. Un gran salto tecnológico se dio con el uso de la forja, estos hornos de alta temperatura hicieron posible la manipulación del hierro para producir herramientas aún más resistentes. Esta secuencia tecnológica ha configurado la denominación de las diferentes etapas de la edad de los metales: la edad del cobre, la edad del bronce, la edad del hierro.
Todos estos metales ya eran conocidos por el hombre preneolítico, pero este no dominaba las técnicas para su elaboración y manipulación, técnicas que requerían de temperaturas muy altas. Los utensilios, armas y adornos de cobre o bronce eran el material básico en el 3000 a. C. Posteriormente, en el Mediterráneo oriental, en el Oriente Próximo y en China se implantó, de manera generalizada, el uso del hierro.60
Es posible que los habitantes de América no conocieran el uso del hierro con anterioridad a la cultura chavín (900 a. C.),61 pero se sabe que los mochicas disponían de armaduras, de cuchillos y de vajillas de metal.62 Los incas, que tenían poco recursos para conseguir metales, recurrían al relevo de sus arados, al menos durante la conquista de los Chimú.63 La investigación arqueológica en Perú ha sido poco desarrollada pero es posible que el acero ya existiera en esa zona antes que en Europa.64

Historia de Asia oriental


A partir del III milenio a. C. surgieron grandes civilizaciones, creadoras de imperios territorial y orgánicamente más vastos cada vez. Los principales núcleos de civilización fueron los siguientes:

Historia de Euroasia

La civilización en Euroasia surge en Mesopotamia con el desarrollo de los sumerios, acadios, babilonios y caldeos quienes se sucedieron uno tras otro, siendo finalmente conquistados por los persas. Los griegos bajo el liderazgo macedonio de Alejandro Magno conquistaron a los persas y difundieron la cultura elénica. Luego, sigue el imperio romano, que posteriormente se divide en oriente y occidente. Oriente continua su desarrollo con el Imperio Bizantino que después es conquistado por el imperio turco-otomano. Mientras que una parte de Europa occidental queda aislada y desarrolla el feudalismo hasta el surgimiento de los Estado Nación.
Salvando el caso de China, cuyo desarrollo histórico corría por carril aparte, los siglos III, IV y V fueron de grandes conmociones políticas, en parte por la decadencia interna de los reinos, y en parte por las presiones de bárbaros procedentes de más allá de sus fronteras, como los germanos o los hunos. De estas conmociones, sólo el Imperio bizantino (gravemente quebrantado entre la época de Justiniano I y la de León III Isaurio), el Imperio sasánida y el Imperio gupta de la India consiguieron sobrevivir. Este hundimiento marca tradicionalmente el paso de la Antigüedad a la Edad Media.

Edad Media en Europa

A la caída de los grandes imperios, grandes religiones de carácter ecuménico, que trascienden el nacionalismo de los primitivos cultos se transforman en motores de la civilización: el cristianismo, el islamismo, el hinduismo y el budismo Mahāyāna. En su torno se aglutinan una nueva serie de civilizaciones, desde Irlanda en el extremo occidental, hasta Japón en el oriental. El mundo cristiano, después de sucumbir a las invasiones germánicas, se divide en dos ramas: el Imperio bizantino al este, y el mundo feudal al oeste. De esta manera, Europa vivió la llamada Edad Media. Todo esto ocurrió en el paso de los siglos IV a VII.
La actividad del profeta Mahoma, quien predicó entre 610 y 632, galvanizó a las tribus de la península arábiga, quienes se lanzaron a una serie de campañas militares que duraron ininterrumpidamente durante más de un siglo (desde la conquista de La Meca en 630 hasta la Batalla del Río Tallas en 751). Se construyeron así un gran imperio, el Califato Omeya (661-750), que abarcó desde el Asia Central hasta España. Bajo el dominio árabe, muchas culturas, tales como la bizantina, la persa y la griega, se mezclaron y, durante el período del Califato Abasida (750-1258), el Medio Oriente vivió una gran época de esplendor. Después de que los abasidas entraran en decadencia, con la irrupción de los selyúcidas (siglo X), la religión musulmana siguió extendiéndose hacia regiones aún más alejadas, incluyendo el África Central o Indonesia, al tiempo que su cultura alcanzó incluso hasta la Europa cristiana.
En general, las grandes culturas del período fueron:
  • Europa Occidental. Después de las invasiones germánicas, se formaron varios reinos. El más poderoso fue el de los francos, que gracias a la labor de Carlomagno se convirtió en el paneuropeo Imperio carolingio, que aunque fue de breve vida, creó una mística de una Europa política unida. Después del desplome del Imperio carolingio, Europa Occidental cayó en el feudalismo, que alcanzó su apogeo entre los siglos IX y XIII. En todo este período cobraron importancia política suprema, tanto el sacro Imperio romano germánico, que se proclamaba sucesor de los carolingios, como la iglesia católica, notablemente fortalecida por el papado de Gregorio VII (1072-1085).
  • Imperio bizantino. Los bizantinos soportaron las arremetidas de germanos y hunos, pero después de la muerte de Justiniano I (565) entraron en decadencia, de la que sólo salieron gracias a la labor de León III el Isaurio y sus sucesores. En la época de la dinastía macedónica, los bizantinos evangelizaron a los eslavos. Después de 1071, en que los bizantinos perdieron Bari en Italia y fueron batidos en la Batalla de Manzikert, entraron en decadencia.
  • Rusia. Los territorios rusos fueron colonizados por los godos en tiempos de los romanos, y después por los jázaros y los varegos (vikingos). Estos últimos fundaron Kiev en 962. El Rus de Kiev impulsó la bizantinización de Rusia, aunque no pudo impedir la invasión mongola y la imposición sobre el mundo ruso de la Horda de Oro. La ruina de Kiev marcó el ascenso de otras dos grandes potencias rusas, Nóvgorod y Moscú, hasta que la segunda conquistó a la primera en 1481.
  • El Islam En 661, una guerra civil llevó a la instauración del Califato Omeya, conformado por una casta de señores de la guerra instalados en Damasco (Siria). En 750, estos fueron derribados por una rebelión promovida en el Jorasán por los abasidas, quienes vivieron una edad de oro cultural durante la centuria siguiente; esto, aunque surgieron "anticalifatos" en Egipto y España. El Califato Abasida fue reemplazado por el gobierno de facto de los turcos selyúcidas, y después, sus últimos restos de poder fueron abatidos con la conquista de Bagdad por los mongoles, en 1258.
  • India Después del Imperio gupta, la India inició una cierta recuperación. Hacia el año 1000, conquistadores turcos de religión musulmana ingresaron militarmente, y desde entonces el territorio indostánico es a medias musulmán y a medias hinduista.
  • China Después de un período de conflictos, China fue unificada por la dinastía sui y luego por la dinastía tang. A pesar de varias crisis política sucesivas, después del Imperio tang, China permaneció más o menos unida, e incluso vivió una época de esplendor cultural, con inventos como la pólvora o la brújula. Durante el siglo XIII, Genghis Khan y sus mongoles invadieron China, y su nieto Kublai Khan completó la conquista militar en 1281. Finalmente, los chinos se rebelaron, y en 1368 expulsaron a los mongoles e instauraron la dinastía Ming.
  • Japón Hacia el siglo VII el Yamato, uno de los protorreinos feudales japoneses, ganó la supremacía del sur del archipiélago, e instauró el régimen del Mikado. En los siglos siguientes, la llamada Era Heian, Japón vivió una edad de oro, la cual terminó después una intensa guerra civil en 1056. En 1085, el último emperador con poder efectivo fue derrotado, principiando así el gobierno de los shogunes, jefes militares que gobernaban nominalmente en nombre del emperador, aunque eran los señores de facto de Japón. El régimen de los shogunes alternó épocas de estabilidad con cruentas guerras civiles, hasta la imposición del Shogunato Tokugawa en fecha tan tardía como 1603.
  • Turcos y mongoles. En las estepas de Asia, los antiguos nómades no permanecieron tranquilos. En el siglo X, distintas tribus turcas irrumpieron en el Medio Oriente. Después, en el siglo XIII, bajo el dominio de Genghis Khan, los mongoles unificaron la estepa, y atacaron Rusia, el Medio Oriente y China. Bajo su nieto Kublai Khan, el Imperio mongol se desintegró en una serie de kanatos, los cuales fueron sometidos uno a uno en el curso de los seis siglos siguientes, por invasores rusos y chinos, desapareciendo los últimos en el siglo XIX.
  • Indochina e Insulindia. Comerciantes de la India llevaron en el siglo VII el hinduismo hasta el Sudeste de Asia. Bajo su influencia, en Indochina surgió el Imperio jemer, que fue poderoso entre los siglos VIII y XIII, para ser sustituido luego por otros reinos. En la actual Indonesia, por su parte, surgieron el Imperio sriviyaia primero, y el Imperio mojopajit después, antes de la irrupción de los musulmanes desde Malaca.

División de la Historia

La historia universal suele ser dividida en períodos históricos. El más conocido, aunque también cuestionado por eurocéntrico,15 16 17 18 es el que inventara el historiador alemán Cristóbal Cellarius en 1685, estableciendo tres edades: antigua, media y moderna. Los historiadores no europeos han sostenido que dicha periodización es sólo válida para la historia europea. Los historiadores marxistas distinguen cuatro grandes períodos: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo y capitalismo.
En este artículo se utiliza la periodización creada por Cellarius, agregándole un último período denominado "contemporáneo":

Historia como ciencia

Dentro de la popular división entre ciencias y letras o humanidades, se tiende a clasificar a la historia entre las disciplinas humanísticas junto con otras ciencias sociales (también denominadas ciencias humanas); o incluso se le llega a considerar como un puente entre ambos campos, al incorporar la metodología de estas a aquellas.7 La ambigüedad de esa división del conocimiento humano, y el cuestionamiento de su conveniencia, ha llevado al llamado debate de las dos culturas.
No todos los historiadores aceptan la identificación de la historia con una ciencia social, al considerarla una reducción en sus métodos y objetivos, comparables con los del arte si se basan en la imaginación (postura adoptada en mayor o menor medida por Hugh Trevor-Roper, John Lukacs, Donald Creighton, Gertrude Himmelfarb o Gerhard Ritter). Los partidarios de su condición científica son la mayor parte de los historiadores de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI (incluyendo, de entre los muchos que han explicitado sus preocupaciones metodológicas, a Fernand Braudel, E. H. Carr, Fritz Fischer, Emmanuel Le Roy Ladurie, Hans-Ulrich Wehler, Bruce Trigger, Marc Bloch, Karl Dietrich Bracher, Peter Gay, Robert Fogel, Lucien Febvre, Lawrence Stone, E. P. Thompson, Eric Hobsbawm, Carlo Cipolla, Jaume Vicens Vives, Manuel Tuñón de Lara o Julio Caro Baroja). Buena parte de ellos, desde una perspectiva multidisciplinar (Braudel combinaba historia con geografía, Bracher con ciencia política, Fogel con economía, Gay con psicología, Trigger con arqueología), mientras los demás citados lo hacían a su vez con las anteriores y con otras, como la sociología y la antropología. Esto no quiere decir que entre ellos hayan alcanzado una posición común sobre las consecuencias metodológicas de la aspiración de la historia al rigor científico, ni mucho menos que propongan un determinismo que (al menos desde la revolución einsteniana de comienzos del siglo XX) no proponen ni las llamadas ciencias duras.8 Por su parte, los historiadores menos proclives a considerar científica su actividad tampoco defienden un relativismo estricto que imposibilitaría de forma total el conocimiento de la historia y su transmisión; y de hecho de un modo general aceptan y se someten a los mecanismos institucionales, académicos y de práctica científica existentes en historia y comparables a los de otras ciencias (ética de la investigación, publicación científica, revisión por pares, debate y consenso científico, etc.).
La utilización que hace la historia de otras disciplinas como instrumentos para obtener, procesar e interpretar datos del pasado permite hablar de ciencias auxiliares de la historia de metodología muy diferente, cuya subordinación o autonomía depende de los fines a los que estas mismas se apliquen.

Algunas civilizaciones se desarrollaron en los bordes de grandes ríos mientras que otras civilizaciones no. En la historia de la humanidad las civilizaciones surgieron y se desarrollaron de manera autónoma y casi sin conexiones entre ellas hasta 1492. Europa, el norte de África y el oeste de Asia tuvieron contactos entre sí; mientras que Asia oriental, Oceanía y América mantuvieron su desarrollo de forma independiente.
Los primeros estados aparecieron en el IV milenio a. C. (4000-3000 a. C.) al oeste de Irán, en Mesopotamia, y en Egipto y en el III milenio a. C. (3000-2000 a. C.) en el valle del Indo, en la India, y en Caral, en la costa central del Perú. En China, la aparición de los primeros estados es posterior; pues fue a finales del tercer milenio y principios del segundo.9 A partir del 2500 a. C. se crearon las primeras sociedades protourbanas, pero la primera dinastía testificada por la arqueología es la de los Xia.10 En el segundo milenio emergieron civilizaciones en Creta, Grecia Oriental y Turquía.11 Las civilizaciones maya, moche y nazca aparecieron en América Central y en Perú a finales del I milenio a. C. Hasta el inicio de la colonización europea, en el siglo XV, una gran parte del planeta estaba ocupado por grupos humanos que no pertenecían a ningún estado. Muchas sociedades tribales se transformaron en estados cuando fueron amenazados, o recibieron la influencia de estados ya constituidos. Algunas "tribus", como por ejemplo los Casitas de Babilonia o los Manchuria de China, consiguen conquistar a estados muy desarrollados y, posteriormente, se integraron dentro de sus estructuras.12
De manera progresiva la mayoría de los seres humanos de Europa, de Asia y de África del Norte pasaron a depender de estados organizados, proceso que también sucedió en Centroamérica y en la parte occidental de América del Sur. Poco a poco, todas las regiones y poblaciones del globo cayeron bajo el poder de uno u otro estado hasta que, mediante el tratado de Berlín de 1878, el Reino Unido, el Imperio Austrohúngaro, Francia, el Imperio alemán, el Reino de Italia, Rusia y el Imperio otomano se atribuyeron los últimos territorios desocupados, a excepción de la Antártida.13 Esta historia está marcada tanto por una sucesión gradual de migraciones, intercambios culturales, descubrimientos e inventos, como por desarrollos muy acelerados ligados a cambios de paradigma y a periodos revolucionarios.

Historia como disciplina académica

El registro de anales y crónicas fue en muchas civilizaciones un oficio ligado a un cargo institucional público, controlado por el estado. Sima Qian (denominado padre de la Historia en la cultura china) inauguró en esa civilización los registros históricos oficiales burocratizados (siglo II a. C.). La crítica del musulmán Ibn Jaldún (Muqaddima -Prolegómenos a la Historia Universal-, 1377) a la manera tradicional de hacer historia no tuvo consecuencias inmediatas, siendo considerado un precedente de la renovación de la metodología de la historia y de la filosofía de la historia que no se inició hasta el siglo XIX, fruto de la evolución de la historiografía en Europa Occidental. Entre tanto, los cronistas oficiales castellanos y de Indias dieron paso en la España ilustrada del siglo XVIII a la fundación de la Real Academia de la Historia; instituciones similares existen en otros países.9
La docencia de la historia en la enseñanza obligatoria fue una de las bases de la construcción nacional desde el siglo XIX,10 proceso simultáneo a la proliferación de las cátedras de historia en las universidades (inicialmente en las facultades de letras o Filosofía y Letras, y con el tiempo, en facultades propias o de Geografía e Historia -disciplinas cuya proximidad científica y metodológica es una característica de la tradición académica francesa y española-)11 y la creación de todo tipo de instituciones públicas12 y privadas (clubes históricos o sociedades históricas, muy habitualmente medievalistas, respondiendo al historicismo propio del gusto romántico, empeñado en la búsqueda de elementos de identificación nacional); así como publicaciones dedicadas a la historia.
En la enseñanza media de la mayor parte de los países, los programas de historia se diseñaron como parte esencial del currículo. En especial la agregación de historia presente en los lycées franceses desde 1830 adquirió con el tiempo un prestigio social incomparable con los cargos similares en otros sistemas educativos y que caracterizó el elitismo de la escuela laica republicana hasta finales del siglo XX.
A ese proceso de institucionalización, siguió la especialización y subdivisión de la disciplina con diferentes sesgos temporales (de cuestionable aplicación fuera de la civilización occidental: historia antigua, medieval, moderna, contemporánea -estas dos últimas, habituales en la historiografía francesa o española, no suelen subdividirse en la historiografía anglosajona: en:modern era-), espaciales (historia nacional, regional, local, continental -de África, de Asia, de América, de Europa, de Oceanía-), temáticos (historia política, militar, de las instituciones, económica y social, de los movimientos sociales y de los movimientos políticos, de las civilizaciones, de las mujeres, de la vida cotidiana, de las mentalidades, de las ideas, cultural), historias sectoriales ligadas a otras disciplinas (historia del arte, de la música, de las religiones, del derecho, de la ciencia, de la medicina, de la economía, de la ciencia política, de las doctrinas políticas, de la tecnología), o centrada en cualquier tipo de cuestión particular (historia de la electricidad, de la democracia, de la Iglesia, de los sindicatos, de los sistemas operativos, de las formas -literarias de la Biblia-, etc). Ante la atomización del campo de estudio, también se han realizado distintas propuestas que consideran la necesidad de superar esas subdivisiones con la búsqueda de una perspectiva holística (historia de las civilizaciones e historia total) o su enfoque inverso (microhistoria).
El Premio Nacional de Historia (de Chile -bianual, a una personalidad- y de España -a una obra publicada cada año-) y el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (a una personalidad del ámbito de la historia, la geografía u otras ciencias sociales) son los más altos reconocimientos de la investigación histórica en el ámbito hispanohablante, mientras que en el ámbito anglosajón existe una de las versiones del Premio Pulitzer (en:Pulitzer Prize for History). El Premio Nobel de Literatura, que puede recaer en historiadores, solo lo hizo en dos ocasiones (Theodor Mommsen, en 1902, y Winston Churchill, en 1953). Desde una perspectiva más propia de la consideración actual de la historia como una ciencia social, el Premio Nobel de economía fue concedido a Robert Fogel y Douglass North en 1993.

Historia como escritura

Representa a un funcionario en actitud de comenzar a escribir, o sea, a registrar un hecho o una interpretación más o menos interesada de hechos seleccionados -económicos, militares, legislativos, religiosos-; una función de consencuecias trascendentales: sirve tanto para el ejercicio y la justificación del poder en su presente como para la preservación de la memoria histórica hacia la posteridad.
La identificación del concepto de historia con la narración escrita del pasado produce, por un lado, su confusión con el término historiografía (historia se llama a la vez al objeto estudiado, a la ciencia que lo estudia y al documento resultado de ese estudio); y por otro justifica el empleo del término prehistoria para el período anterior a la aparición de la escritura, reservándose el nombre historia para el periodo posterior.
Según ese uso restrictivo, la mayor parte de la humanidad queda fuera de la historia, no tanto porque no accede personalmente a la lectura y la escritura (el analfabetismo fue la condición común de la inmensa mayoría de la población, incluso para las clases dominantes, hasta la imprenta), sino porque los reflejados en el discurso histórico han sido siempre muy pocos, y grupos enteros quedan invisibilizados (las clases bajas, las mujeres, los discrepantes que no pueden acceder al registro escrito), con lo que ha sido objeto de preocupación de algunos historiadores la reconstrucción de la visión de los vencidos y la historia desde abajo.
Lo mismo ocurre con gran número de pueblos y culturas (las consideradas como culturas primitivas, en una terminología ya desfasada de la antropología clásica) que no tienen historia. El tópico los idealiza al considerar que son pueblos felices.13 Entran en ella cuando se produce su contacto, habitualmente destructivo (aculturación), con civilizaciones (sociedades complejas, con escritura). Incluso en ese momento no son propiamente objeto de la historia sino de la protohistoria (historia realizada a partir de las fuentes escritas producidas por los que generalmente son sus pueblos colonizadores por oposición a los pueblos indígenas). No obstante, independientemente de que los historiadores y los antropólogos ideológicamente tengan una tendencia etnocentrista (eurocentrista, sinocentrista14 o indigenista) o, de forma opuesta, multiculturalista o relativista cultural, existe la posibilidad de obtener o reconstruir un relato fiable de los acontecimientos que afectan a un grupo humano utilizando otras metodologías: fuentes arqueológicas (cultura material) o historia oral. En buena parte, esta diferencia es artificial, y no necesariamente novedosa: el mismo Heródoto no puede sino usar ese tipo de fuentes documentales cuando redacta la que se considera la primera Historia, o al menos acuña el término, en la Grecia del siglo V a. C. para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones de los hombres y que las grandes empresas acometidas, ya sea por los griegos, ya por los bárbaros, no caigan en olvido; da también razón del conflicto que puso a estos dos pueblos en la lid. Así comienza su obra titulada Ἱστορίαι (léase históriai, literalmente "investigaciones", "exploraciones", latinizado Historiae -"Historias", en plural-), seminal para la ciencia histórica, y que suele denominarse en castellano Los nueve libros de historia. La lid citada son las guerras médicas y los bárbaros, persas.

Etimología

La palabra historia deriva del griego ἱστορία (léase historia, traducible por "investigación" o "información", conocimiento adquirido por investigación), del verbo ἱστορεῖν ("investigar"). De allí pasó al latín historia, que en castellano antiguo evolucionó a estoria (como atestigua el título de la Estoria de España de Alfonso X el Sabio, 1260-1284) y se reintrodujo posteriormente en el castellano como un cultismo en su forma latina original.
La etimología remota procede del protoindoeuropeo *wid-tor- (de la raíz *weid-, "saber, ver" -construcción hipotética-)16 presente también en las palabras latinas idea o visión, en las germánicas wit, wise o wisdom, la sánscrita veda,17 y las eslavas videti o vedati, y en otras lenguas de la familia indoeuropea.18
La palabra antigua griega ἱστορία fue usada por Aristóteles en su Περὶ τὰ ζῷα ἱστορίαι (léase Peri ta zoa jistória, latinizado Historia animalium, traducible por Historia de los animales [el título griego es plural y el latino es singular]).19 El término se derivaba de ἵστωρ (léase jístōr, traducible por "hombre sabio", "testigo" o "juez"). Se pueden encontrar usos de ἵστωρ en los himnos homéricos, Heráclito, el juramento de los efebos atenienses y en las inscripciones beocias (en un sentido legal, con un significado similar a "juez" o "testigo"). El rasgo aspirado es problemático, y no se presenta en la palabra cognata griega εἴδομαι ("aparecer"). La forma ἱστορεῖν ("inquirir"), es una derivación jónica, que se expandió primero en la Grecia clásica y más tarde en la civilización helenística.

Historia, historiografía e historiología

La Historia de Italia de Francesco Guicciardini, 1561
Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, de Antonio de Herrera, edición de 1601.
En el estudio de la historia conviene diferenciar tres conceptos a veces usados laxamente y que pueden llegar a ser confundidos entre sí:
  • La historiografía es el conjunto de técnicas y métodos propuestos para describir los hechos históricos acontecidos y registrados. La correcta praxis de la historiografía requiere el empleo correcto del método histórico y el sometimiento a los requerimientos típicos del método científico. También se denomina historiografía a la producción literaria de los historiadores, y a las escuelas, agrupaciones o tendencias de los historiadores mismos.
  • La historiología o «teoría de la historia» es el conjunto de explicaciones, métodos y teorías sobre cómo, por qué y en qué medida se dan cierto tipo de hechos históricos y tendencias sociopolíticas en determinados lugares y no en otros. El término fue introducido por José Ortega y Gasset20 y el DRAE lo define como el estudio de la estructura, leyes y condiciones de la realidad histórica.21
  • La historia como conjunto de hechos realmente acontecidos en el pasado de la humanidad; aunque muy frecuentemente se entiendan restrictivamente como hechos históricos únicamente a los acontecimientos trascendentes, los que tienen un alcance lo suficientemente amplio como para ser útiles para la comprensión de hechos posteriores, o al menos los que son interpretados así desde la perspectiva del historiador que los destaca o considera dignos de recuerdo (memoria histórica). La selección de esos hechos es cuestión de debate, pues cada una de las interpretaciones de la historia pone el protagonismo de la historia (sujeto histórico) en uno u otro lugar, lo que determina qué datos considerar hechos relevantes. Los partidarios de una historia política, militar, cultural, o de las instituciones no coincidirán con los partidarios de una historia económica y social; oposición expresada en los términos marxistas de superestructura y estructura o el unamuniano de intrahistoria.
Es imposible ignorar la polisemia y la superposición de estos tres términos, pero simplificando al máximo: la historia son los hechos del pasado; la historiografía es la ciencia de la historia; y la historiología es la epistemología o teoría de la historia.

Filosofía de la historia

La filosofía de la historia no debe confundirse ni con la historiología, ni con la historiografía, de los que se separa claramente. La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que concierne al significado de la historia humana, si es que lo tiene. En su origen especuló si era posible un fin teleológico de su desarrollo, o sea, se pregunta si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de la historia humana. En la actualidad se discute más sobre la función del conocimiento histórico dentro del conocimiento y las implicaciones del mismo. También se ha discutido sobre si el objeto de la historia debe ser una verdad histórica, el deber ser, o si la historia es en algún sentido es cíclica o lineal y el devenir histórico se aparta indefinidamente del punto de partida. También se ha discutido si es posible hablar de la idea de progreso positivo en ella.

Fines y justificación de la historia

Tampoco deben confundirse los supuestos fines teleológicos del hombre en la historia con los fines de la historia es decir, la justificación de la propia historia como memoria de la humanidad. Si la historia es una ciencia social y humana, no puede abstraerse del porqué se encarga de estudiar los procesos sociales: explicar los hechos y eventos del pasado, sea por el conocimiento mismo, sea por que nos ayudan a comprender el presente: Cicerón bautizó a la historia como maestra de la vida,22 y como él Cervantes, que también la llamó madre de la verdad.23 Benedetto Croce remarcó la fuerte implicación del pasado en el presente con su toda historia es historia contemporáea. La historia, al estudiar los hechos y procesos del pasado humano, es un útil para la comprensión del presente y plantear posibilidades para el futuro.24 Salustio llegó a decir que entre las distintas ocupaciones que se ejercitan con el ingenio, el recuerdo de los hechos del pasado ocupa un lugar destacado por su gran utilidad.25 Un tópico muy difundido (atribuido a Jorge Santayana) advierte que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla,26 aunque otro tópico (atribuido a Carlos Marx) indique a su vez que cuando se repite lo hace una vez como tragedia y la segunda como farsa.27
La radical importancia de ello se basa en que la historia, como la medicina, es una de las ciencias en que el sujeto investigador coincide con el objeto a estudiar. De ahí la gran responsabilidad del historiador: la historia tiene una proyección al futuro por su potencia transformadora como herramienta de cambio social; y a los profesionales que la manejan, los historiadores, les es aplicable lo que Marx dijo de los filósofos (hasta ahora se han encargado de interpretar el mundo y de lo que se trata es de transformarlo).28 No obstante, desde otra perspectiva se pretende una investigación desinteresada para la objetividad en la ciencia histórica.29 Aunque llegar a conocer los hechos tal como fueron, como pretendía Leopold Ranke, es imposible, sí es un imperativo de la investigación histórica acercarse al máximo a ese objetivo, y además hacerlo con una perspectiva tal que sitúe los hechos en su contexto, de modo que al conocimiento factual se añada el entendimiento de lo que realmente pasó; y aunque sea inevitable que sesgos de todo tipo alteren la forma en que tal entendimiento se produce, al menos ser conscientes de cuáles pueden ser y en qué grado actúan.30
Véase también La objetividad en historiografía

División del tiempo histórico

No hay un acuerdo universal sobre la periodización de la historia, aunque sí un consenso académico sobre los periodos de la historia de la civilización occidental, basado en los términos acuñados inicialmente por Cristóbal Celarius (Edades Antigua, Media y Moderna), que ponía al mundo clásico grecorromano y su Renacimiento como los hechos determinantes para la división; y que actualmente es de aplicación general.31 La acusación de eurocentrismo que se hace a tal periodización no impide que sea la más utilizada, por ser la que responde precisamente al desarrollo de los procesos históricos que produjeron el mundo contemporáneo.
En cuanto a la división del tiempo prehistórico en Edad de la Piedra y Edad de los Metales, fue propuesta en 1836 por el arqueólogo danés Christian Jürgensen Thomsen.32
La evolución tecnológica presenta dos grandes cesuras en el pasado de la humanidad: la revolución neolítica y la revolución industrial, lo que permite hablar de tres grandes periodos: el caracterizado por la exclusividad de sociedades cazadoras-recolectoras, el preindustrial y el industrial (a veces se emplea el adjetivo postindustrial para el periodo de la historia más reciente).33
El problema de cualquier periodización es hacerla coherente en términos sincrónicos y diacrónicos, es decir: que sea válida tanto para el transcurso del tiempo en un único lugar, como para lo que ocurre al mismo tiempo en distintos ámbitos espaciales. Cumplir ambos requisitos resulta difícil cuando los fenómenos que originan el comienzo de un periodo en un lugar (especialmente el Próximo Oriente, Asia central o China) tardan en difundirse o surgir endógenamente en otros lugares, que a su vez pueden estar más o menos próximos y conectados (como Europa Occidental o el África subsahariana), o más o menos lejanos y desconectados (como América u Oceanía). Para responder a todo ello, los modelos de periodización incluyen términos intermedios y periodos de solapamiento (yuxtaposición de características distintas) o transición (aparición paulatina de las novedades o características mixtas entre el periodo que empieza y el que termina). La didáctica de la historia se ayuda frecuentemente de diferentes tipos de representación gráfica de la sucesión de hechos y procesos en el tiempo y en el espacio.34